viernes, 2 de mayo de 2008

El atasco


En las calles del municipio Chacao cuelga un cartel que exhorta a los conductores a no utilizar sus carros a ciertas horas del día para evitar las interminables colas. El cartel en cuestión tiene también un "slogan" que reza así: "De ti depende que tu vida no transcurra en una cola". Creo que han dado en el clavo. Éste es el día a día en esta ciudad olvidada por Dios. Vivir en Caracas es someterse a la angustia de ver las horas pasar mientras esperas que la cola algún día se mueva. El estrés se va acumulando poco a poco y se acrecenta cada vez que miras por la ventanilla y ves que los carros se extienden en la vía y, para colmo, se pierden de vista. No hay ningún caraqueño que se haya salvado de esta vaina inaguantable. Las colas son tan comunes en esta ciudad que uno jamás oye a nadie decir: "Qué raro... había cola". Al contrario, lo triste es que uno ya asume que se encontrará el típico embotellamiento y se prepara psicológicamente de antemano para perder horas del día sentado en el carro o el autobús. Tanto es así que uno hasta sale con horas de antelación para "usarlas" en la cola. Qué triste.

El otro día fui con mi novia Yanette al centro portugués. Nos las pintábamos muy felices ante la idea de ir a nadar en la piscina y a tomar el sol mientras los demás mortales iban al trabajo. Entonces nos encontramos como habíamos quedado sobre las 7 de la mañana y... esto es el punto del comentario... tardamos nada más y nada menos que 3 horas en llegar. Cola por aquí, cola por allá. Yo cogí una rabieta de las mías y creo que fue porque el estrés de la cola me llegó hasta la coronilla. Es que NO puede ser que uno pierda la vida en una cola. NO puede ser que, habiendo TANTAS cosas que se pueden hacer en el día, tengas que quedarte sentado viendo los minutos correr y tú atrapado en tu Metrobús o en tu carrito. Eso es totalmente injusto.

Me aventuro a hacer un cálculo, sin ningún rigor científico y más bien halado por los pelos. Pero creo que servirá para ilustrar, y para que hasta yo mismo me haga una idea, el tiempo que se pierde en cola.

Supongamos que alguien vive en el Paraíso y trabaja en los Dos Caminos. Digamos que entra a las 8 de la mañana a trabajar. Si quiere tomar el Metro tiene que entrar a la estación a las 6 de la mañana. A las 7 ya sería muy tarde, porque el trayecto en sí le tomaría una hora y mientras camina a la oficina ya se le hizo tarde. Entonces son 2 horas de ida y, si sale a las 5, lo agarra la cola de vuelta en el Metro. Serán otras 2 horas. Total 4 horas al día. A la semana 20 horas. Al mes 80 horas, que, divididas entre 24, dan 3 días aproximadamente. O sea, pasas 3 días del mes metido en el Metro yendo al trabajo. Y multiplicado por 12 da 40. O sea... verga... 40 días de tu año en el Metro esperando llegar y venir. No puede ser. No puede ser... De verdad que es enfermante.

Yo me acuerdo de que en Alemania me sucedía lo contrario. En Freiburg im Breisgau y en Göttingen había pero tan poquito tráfico, más bien era casi nulo, que al final del día te sobraban horas y básicamente no sabías que hacer. Podías salir a las 8 de la mañana, o a las 7, a hacer varias diligencias, y a las 9:30 ya estabas súper listo. Y de paso llegabas a tu casa a las 10.

En esta ciudad primero no podrías hacer más de 3 diligencias en el día, a no ser que estés dispuesto a sacrificar toda la mañana y la tarde, en cuyo caso te agarraría la hora pico en la calle y llegarías a tu casa en la noche. Además, los trámites en todas partes toman demasiado tiempo, y si tienes suerte de llegar temprano entonces pierdes el tiempo esperando a que te atiendad. O sea... la situación es HOPELESS...

Suicidio colectivo en Caracas.

Hay una canción que dice We built this city... we built this city of Rock n' Roll...

Bueno, yo canto I hate this city... I hate this city of Reaggeton.

1 comentario:

Yanette dijo...

Eso si tienes la suerte de ir sentado mi corazón, porque a mí me ha tocado ir "quindando" en la puerta del autobus. Y la situación es la misma para las personas que tienen vehículo. Tu tiempo libre se pasa en el trayecto de ida o de regreso y llegas a tu casa tan cansado que lo que te provoca es bañarte y acostarte a dormir... ¡Qué caos!
El día del apagón, yo iba parada en la puerta de una camionetica y, por supuesto, no faltaba el "héroe" que se pone en la orilla para que nadie se caiga. De pronto, de subió un borrachito tan oloroso que tuve que bajarme y caminar hasta mi casa... Esto es de lo peor.