martes, 22 de abril de 2008

El alemán. Laberinto lingüístico.


La confusión reina en tu cerebro. Las neuronas se te queman y tu capacidad para razonar se va diluyendo hasta que no eres más que una masa inerte.

Quizás suena exagerado, pero creo que así se debe sentir mucha gente que se propone la hiper súper recontra supercalifragilística y maratónica difícil tarea de aprender alemán.

Primero una aclaratoria. Yo ya lo hablo. Lo estudié en la UCV y me gradué Magna Cum Laude en traducción. Lo digo para que no vayan a creer que no hablo con propiedad. Manejo el alemán bastante bien y sé muy bien en qué se mete una persona que aspira a adentrarse en este laberinto lingüístico.

Yo digo una cosa. El primer idioma extranjero que la gente debería aprender debería ser el inglés. Y no sólo por la pila de razones que se suelen mencionar sobre su utilidad y todo lo demás. No sólo por eso. Yo creo que la gente debe tener su primera experiencia en el aprendizaje de idiomas extranjeros con un idioma que sea amigable. Que no sea hijo de puta. El inglés es, sin ganas de desmerecerlo, un idioma muy fácil. Y es, por así decirlo, de lo más nice. Y esto también lo digo con conocimiento de causa.

El inglés es un idioma en el que:

1. Los verbos casi que ni se conjugan. Basta con aprender una sola forma y ponerle los pronombres personales. Claro, en presente está la -s de HE o SHE. Pero si eso les parece difícil...

2. Los plurales son un chiste. Casi todos son con -s. Hay algunas excepciones como Foot-Feet, pero son muy poquitas.

3. No tiene más artículo indeterminado que THE.

4. No tiene marcas de género en el artículo. No importa si la mujer es femenino, y el hombre másculino. Con decir THE basta. The woman, the man. Listo.

5. Su estructura sintáctica no presenta mayor complicación.

6. Los adjetivos casi no cambian. Y no tienen marca de número ni de género.

Y muchas otras razones de las que ahora no me acuerdo. Pero bueno, el punto es que el inglés es más bien sencillo de aprender. Y es como el sexo... uno debe evitar que la primera experiencia sea traumática.

Comenzar aprendiendo alemán, u otro idioma difícil como el húngaro o ruso, es someterse a la angustia y meterse en dificultades. Es como irse por primera vez a la cama con una prostituta gorda llamada Helga, de 250 kilos, que te dé la revolcada de tu vida sin ninguna consideración por tu inexperiencia e inocencia. Y que de paso te pegue. No, amigos. Mejor uno se lo toma con calma y aprende primero lo fácil. Después de eso, cuando ya más o menos hayan concientizado lo que significa estudiar otro idioma, y todo lo que eso implica, pueden entrar en algo más difícil. Pero piano piano si va lontano.

El alemán no es fácil. De hecho, yo creo que es cierto que debe ser uno de los idiomas más difíciles del mundo. Dem Deutschen geht ein schlechter Ruf voraus (El alemán tiene mala fama) dicen los alemanes con tristeza.... no es mentira, amigos míos.

Mark Twain escribió hace todos los siglos del mundo un ensayo titulado algo así como "El terrible idioma alemán", en el que se queja y se mofa de la dificultad del alemán. Quien habla alemán y lo lee sabe que es verdad. Claro que Twain exagera un poco. Pero algo de razón lleva.

Los alemanes se consuelan diciendo que el alemán no es más difícil de aprender que otros idiomas. Bue... eso se puede discutir. Pero yo nunca ví a los estudiantes de francés o de italiano de la Escuela de Idiomas de la UCV, al menos cuando yo estudiaba, con la cara de trauma que teníamos nosotros después de una dosis de declinaciones y de verbos separables.

Bueno, creo que es hora de dar ejemplos. No voy a entrar en muchos detalles, para no aburrir. Pero sí quiero que se hagan una idea del rollo.

1. El alemán se declina. Es decir, el sustantivo cambia según su función. Entonces, el perro alemán no es como el perro en inglés que siempre es, esté donde esté, the dog o a dog. El perro alemán puede ser der Hund, des Hundes, dem Hund, ein Hund, einen Hund, eines Hundes o, en plural, die Hunde, den Hunden, Hunde, etc.

2. El adjetivo alemán es diabólico. Así de sencillo. Una cosa que tiene tantos cambios y trampas no puede ser obra de un espíritu bondadoso. A ver, el adjetivo en inglés no varía (casi) nunca. Red es red donde sea. No así el alemán. Entonces resulta que, según el género y el número y la declinación, red en alemán puede ser rot, rotes, roter, roten, rotem o rote.

3. Los plurales son un verdadero dolor de cabeza. Tanto es así que los mismos libros para aprender alemán han bajado los brazos desde hace tiempo y ahora recomiendan, para reírse, aprenderse el plural con cada sustantivo. Es decir, sí existe un sistema de plurales. Pero, a diferencia del italiano, por ejemplo, no se puede decir: terminados en -o tienen plural en -i: bambino - bambini. Terminados en -a tienen plural en -e: donna- donne. Y listo. No... en alemán casi que por cada sustantivo hay que aprender el plural especial que tiene. Claro, hay unas reglas. Pero son básicamente inservibles ante la inmensa cantidad de excepciones que tienen. Entonces uno empieza la agotadora, e interminable, tarea de decir (en cursiva el plural): der Hund - die Hunde, das Kind - die Kinder, der Bauer - die Bauern, die Frau - die Frauen, die Angst - die Ängste, das Buch - die Bücher, die Übung - die Übungen. Espero que se hayan hecho una idea las variadas formas que puede tomar el plural.

4. Los verbos separables. Ésta es otra pesadilla. Yo quisiera saber si hay otro idioma en el mundo en el que los verbos "se piquen" en dos. O sea, el verbo tiene un prefijo que va al final de la oración. Por ejemplo, invitar en alemán es einladen. La partícula es ein, y ésa va al final.

Entonces yo te invito se dice ich lade dich ein. Y mientras más información tenga la oración, más atrás va quedando la partícula. Entonces puede pasar que, como uno no sabe cuál es el verbo hasta que oye la dichosa partícula, uno venga y se olvide de lo anterior, y al final, cuando al tipo le da la gana de decir el ein, ya uno no sabe de qué fuck era que estaban hablando. Por ejemplo, y nótese dónde está la partícula: Wir laden anlässlich des zwanzigsten Jubiläums unserer Firma, die seit mehr als 3 Jahrzehnten ihren Beitrag zur Entwicklung unseres Landes leistet, alle unsere Mitarbeiter zu einem Mittagessen ein, in dem unser Chef einen Vortrag über die zukünftigen Pläne des Betriebes, und den Erfolg der letzen Monate halten wird, (Para celebrar el vigésimo aniversario de nuestra empresa, que desde hace más de 3 décadas contribuye con el desarrollo de nuestra nación, invitamos (ahí está el verbo. Sin tanto peo y sin misterios) a todos nuestros trabajadores a un almuerzo, en el que el presidente dará un discurso sobre los planes futuros de la empresa y el éxito de los ultimos meses)

Es decir, 3 horas después es que uno oye el dichoso ein y entiende que se trata de invitar.

5. Otra ratada del alemán son los verbos al final. Yo nunca había visto un idioma en el que los verbos estuvieran con tanta frecuencia al final. Es decir, para enterarse uno de lo que está pasando hay que prestar mucha atención (Mal idioma para mí... haha... que tengo una capacidad atencional muy reducida y tiendo a distraerme por nada). Como dice Fernando Díaz P. en su libro Manual del Imperfecto Viajero, una oración alemana traducida literalmente al castellano podría ser: Yo ayer por la noche como celebración de mi mayoría de edad en una hermosa pradera con una bella chica de cabellos rojos y sensuales labios comí. Es decir, a uno le va subiendo el morbo, pero al final, decepción, resulta que sólo comió. Si el verbo estuviera, como en cualquier idioma normal, al principio, uno no se iría haciendo ilusiones. Entonces en alemán sería así Ich habe gestern abend zur Feier meiner Volljährigkeit auf einer schönen Wiese mit einem schönen rothaarigen Mädchen, das sinnliche Lippen hatte, gegessen.

6. Otra característica súper macabra del alemán es esta costumbre de cambiar la declinación de los sustantivos dependiendo de si el verbo es de movimiento o no. O sea... si el verbo indica un desplazamiento, como en el caso de correr e ir, los sustantivos se declinan en acusativo. Si el verbo no es de movimiento, como en el caso de estar acostado, entonces toca declinar en dativo.

Por ejemplo, y vean como en castellano el cine queda igual:
Voy al cine - Estoy en el cine.

En alemán: (ir verbo de movimiento - acusativo) Ich gehe in das Kino - (estar verbo sin desplazamiento - dativo) Ich bin in dem Kino...

Bueno, ya me cansé de escribir... hahaha... espero que haya quedado claro que la cosa es más difícil de lo que parece, o tan difícil como se dice.

Mejor aprendan cuti.

Saludos y... bis bald (hasta pronto)

6 comentarios:

Yanette dijo...

TE AMO!!

Ya No Soy Ella dijo...

Wow, de verdad me causa conflicto el hecho del acusativo, dativo, etc... pero de ahi en fuera, no me he peleado con el gigante de cuernos... quizás por que aún estoy en nivel 1... en fin esta chido tu texto

gav dijo...

jaja ok ya me quedo claro o_O ahora puedo ver el mensaje subliminal tan importante de 'ADVERTENCIA' en cada letrero de CURSOS DE ALEMAN (que añoro ver cerca de mi domicilio ultimamente) jaja

James dijo...

Excelente Post. Muy divertido. Bueno, es una tarea y desafio, tomará tiempo, pero animarse nomás.
saludos.

Unknown dijo...

Ese dialecto es un esperpento maligno e infrahumano. Se lo digo a los kraut y a los krautófilos,pero no terminan de asimilarlo.


=/

inespoe@gmail.com dijo...

7 putos meses en Deutschland y no hablo alemán ¡Cristo, por piedad, ayudaaaª!!!!!