lunes, 11 de agosto de 2008

¿Y ahora qué como?

En alguna parte leí que God is not without a sense of humor. No recuerdo dónde fue, pero vaya que esa sencilla frase encierra una gran verdad. Basta con mirar a nuestro alrededor para encontrar ejemplos indiscutibles de la ironía y del humor divino.

¿No me creen? Pues respóndanme una pregunta. ¿Por qué la comida que irremediablemente termina engordándonos es la que mejor sabe y por qué la más saludable no puede competir en lo que al gusto se refiere? ¿No sería más lógico que una berenjena supiera mejor que una hamburgesa rebosante de grasa y que una mandarina supiera 700 mil veces mejor que un trozo de torta de chocolate?

Claro, sé que algunos no estarán de acuerdo. Todo es cuestión de gustos, dirán muchos. Sí, todo es relativo, pero no en este caso. Por mucho que te guste la berenjena no puedes discutir que sabe mejor que una hamburgesa de queso, a no ser que estés ejerciendo tu derecho a ser terco como una mula. Lo siento, es un hecho demostrable científicamente.

Entonces, Dios debe tener un sentido del humor sumamente rata. O sea, ¿por qué no hacer que nos mantengamos alejados de la comida que nos hace daño dándole el peor sabor que te puedas imaginar? Ah no... pero tenía que ser al revés.

Entonces tú te encuentras tentado por todas partes. Sales a pasear y la comida que terminará por engordarte te asalta los sentidos. ¿Que no? Pues date un paseo por cualquier feria. Pizzas, hamburgesas, helados, pollo frito, donas, refrescos, toda suerte de golosinas, jugos procesados con cantidades ridículas de azúcar, pastas, ensaladas con la obligatoria mayonesa, y un largo etcétera.

Claro, me dirás que no solamente están los restaurantes... eh, perdón... esa palabra es muy grande cuando de comida basura se trata... usemos el término gringo Fast Food Joint. Entonces, no sólo están los fast food joints. Es cierto. Pero no siempre carga uno dinero suficiente como para meterse en un restaurante de verdad verdad en el que te puedas dar el lujo de explicar en detalle cómo quieres que te preparen la comida. Intenta ir a un sitio de comida rápida y pide que te den esa pizza sin casi grasa... Idiota, ¿no?

Y es que aunque vayas a un restaurante con todas las de la ley, lo más probable es que tiendan a freírlo todo, a ponerle la infaltable mayonesa a la ensalada, a no lavar como es la lechuga, a ponerle demasiado aceite al pollo a la plancha.. en fin... a usar "métodos" de cocina que atentan contra su salud... y tu figura.

¿Entonces qué como? Pues ésta es la pregunta que yo me hago cada vez que salgo y se me ocurre comer algo.

Qué difícil es cuidarse. Qué difícil es intentar comer bien. La vaina es una verdadera tortura. O sea, si no te importa lo que te llevas a la boca, o si no te importa tu figura y esos rollitos que se te van acumulando con el tiempo, entonces no hay peo. Te metes en donde sea y te comes lo primero que encuentras. Y te tomas la obligatoria Pepsi al final.

Pero si te quieres cuidar entonces tus opciones se reducen considerablemente y, para ser sincero, son prácticamente nulas. Quien no se cuida, no se da cuenta. El que se cuida y quiere vigilar su consumo de calorías y/o carbohidratos tiene muy poco de donde escoger.

Pongamos por ejemplo un cine. ¿Qué coño vas a comer? ¿Cotufas? Sí, son de maíz. Pero ¿no les echan aceite? Ajá... ¿qué más te queda? ¿Chocolate? ¿Caramelos? ¿Se entiende el drama?

Y, además, se ven muchos menos lugarde donde venden frutas y/o comidas saludables. Y si vas a tomar café, entonces seguro te lo dan con leche completa... jamás se me ha ocurrido preguntar por la descremada, pero conociendo cómo son las cosas aquí... mejor no.

Yo la verdad es que he decidido volver a mi actitud de antes. A mi actitud radical de no meterme porquerías en la calle. La verdad es que ya no tengo 15 como para poder reírme de todo eso. Me acerco a los 32 y sé que a partir de ahora las grasas me son más difíciles de perder. Y confieso que me niego a convertirme en un detestable Venegordito, sobre los que hablaré en otro momento.

Sí, confieso que yo también tuve una época en la que comía de todo. Pero le puse un parao a los malos hábitos después de ver el documental Super Size Me. Eso sí que me abrió los ojos a todas las porquerías que le gente come. Asco.

Ahora cada vez que paso frente a un Mc Donalds me da como lástima la gente que come mierda, básicamente. Y lo peor es que se les ve en la cara una expresión de que somos de lo más cool... es sencillamente patético.

Pero sí. Digamos que he empezado una cruzada personal para desintoxicarme de comida y de televisión basura.

Después me tocará volver al gimnasio y empezar a correr con regularidad. Ya veremos los resultados. Pero la decisión ya está tomada.

Saludos.

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