lunes, 6 de octubre de 2008

¿Quién hace silencio? ¿Los corderos o los inocentes?


Como traductor que soy, y teniendo además una innata obsesión por la perfección, no puedo evitar quejarme cada que vez que voy al cine y me encuentro con que algún idiota tuvo la ocurrencia de cambiar el título de la película al “traducirlo” del inglés al español.

Pongo traducir entre comillas porque lo que hacen tiene, muchísimas veces, muy poco de traducción, pero sí bastante de anarquía.

No es la primera vez que se me ocurre tocar este tema en mi blog. Pero no fue sino hasta hoy que me levanté con ánimos de escribir sobre estas pseudo traducciones.

Hace tiempo leí un artículo escrito por uno de estos encargados de ponerles título en español a las películas que vienen, sobre todo, de Estados Unidos. El tipo la verdad es que daba varias razones para semejante anarquía. Pero quiero hacer referencia, y analizar un poquito, las dos que más me llamaron la atención. La primera por ser una práctica acertada de traducción, y la segunda por ser un ejercicio inútil, idiota, y que muchas veces traiciona el sentido que el director quiso darle al título de su película.

Resulta que el traductor decía que muchas veces cambian el título porque de lo contrario la gente no entendería en lo más mínimo de que fuck podría tratarse la película. Ponía como ejemplo los títulos en los que hay alguna referencia cultural muy norteamericana, y que sólo entendería una persona que esté empapado de la vida en los Estados Unidos, o los títulos que tienen algún juego de palabras en inglés, cuya traducción literal al español no tendría ningún sentido.

Pongamos un ejemplo. Hay una película con Morgan Freeman y Jack Nicholson, malísima y súper aburrida por cierto, que en inglés se llama The Bucket List. En los cines de aquí la pasaron como Antes de Partir. Y si bien la traducción al español poco o nada tiene que ver con el título original, me parece una elección acertada y justificable. Veamos porqué. The Bucket List, que traducido literalmente sería algo así como La Lista de la Cubeta o la Lista del Tobo, títulos que al hispanohablante no le dicen nada de nada, trata sobre dos ancianos que están a punto de morirse y que se embarcan en un viaje por todo el mundo para poder cumplir los sueños que siempre han tenido antes de pasar al otro lado. ¿Por qué se llama así en inglés? Muy sencillo. Morirse en inglés es to die, pero también hay muchas expresiones que hacen referencia a la muerte. Entre ellas está to kick the bucket (patear el cubo/la cubeta). No tengo ni la más mínima idea de dónde vendrá la expresión, ni de porqué es así. Pero lo cierto es que se usa con relativa frecuencia. Entonces, el título en inglés es una referencia a esta expresión: The Bucket List; una lista que escriben antes de morir (a list they write before kicking the bucket…). En español también hay expresiones sinónimas de morir, como estirar la pata y cosas así. Pero creo que la Lista de la Pata Estirada habría quedado horripilante, y tampoco tendría sentido.

Entonces el traductor, que siempre debe mantener el sentido del texto original, llama a la película en español Antes de Partir. Debía poner uno que diera la idea de morir, pero no tan directamente. Entonces puso éste. El título a mí me parece acertado, porque si bien no hace referencia a ninguna lista, centro temático de la película, sí da la idea de morir, de hacer algo antes de dejar este plano. Y así el hispanohablante pensante entra a la sala con una noción más o menos clara de lo que va a ver.

Pero no siempre es necesario ingeniárselas para resolver alguna referencia cultural. Hay casos en los que la traducción literal del título está más que justificada. Pero no… estos pseudo traductores tienen que venir a cambiarlo porque les da su real gana. Y eso es lo que hacen. Cambiar los títulos porque les da la gana.

Recuerdo que en la revista decía que muchas veces ponen otro título en español para, y cito, “sentirnos parte del proceso creativo”. Un momentito… ¿cómo es la vaina? ¿de qué coño están hablando? O sea, ellos se toman la libertad de meterse en la creación de una película. ¿Y quién les dio a ellos vela en ese entierro? Nadie que yo sepa.

Primero que nada el traductor no tiene que ser parte del proceso creativo del texto original, sea éste una película o un libro. Su trabajo es única y exclusivamente crear un texto meta, en otro idioma, con el mismo sentido del idioma de partida. Y punto y se acabó. El texto original es cosa del autor. Y en el caso de una película, cosa del director, del guionista, del encargado de la edición, etc.

Nadie le da permiso al traductor para poner su sello personal en la traducción. Eso no es traducción. Eso es anarquía. Es hacer lo que me da la gana, a juro y porque sí. Porque quiero figurar. Pero ése no es el papel del traductor.

Una cosa es hacer cambios por razones de inteligibilidad del texto, y otra es hacerlos porque quiero ser parte del “proceso creativo”. Yo me pregunto si cuando García Márquez dio permiso para que tradujeran sus libros al inglés, quiso que el traductor le echara una manito en la creación de su obra. No, no es así. Y por eso es que me molesto. Quería más bien que el angloparlante lo leyera como si él, García Márquez, hubiera escrito directamente en inglés.

Cada palabra del libro, cada palabra del guión de una película está ahí por una razón. Y lo mismo se puede decir del título. Si el director quiso llamarla de X forma, está en todo su derecho, y sus razones tendrá. Y el traductor está obligado a respetarlas. Si no, no es traductor un coño. Es sólo un pendejo que habla inglés con ínfulas de traductor. No es quien para venir a cambiar nada… a no ser que sea estrictamente necesario.

Pongamos un ejemplo. Y para mí éste es el clásico. Mi adorada película The Silence of the Lambs.

Hago un alto para decir que yo estoy enamorado de esta película, y no sé si es posible enamorarse de una cosa. Pero bueno, ustedes me entienden.

Se me pone la piel de gallina cada vez que oigo a Anthony Hopkins decir: You fly back to school now, Agent Starling. Fly, fly, fly o I don’t imagine the answer is on those cheap shoes, Clarice. Me da sencillamente un orgasmo cada vez que la veo. Es, para mí, una de las más grandes películas de la historia. Pero eso será tema de otro momento…

Volviendo al título. Resulta que en los cines de aquí la pasaron como El Silencio de los Inocentes. La verdad es que me cuesta mucho escribir sobre esto sin que me de un ataque de rabia y sin lanzarme en una retahíla de insultos e improperios. Yo sencillamente no entiendo porqué coño el traductor se tomó la libertad de cambiar el título, y sin necesidad. Eso es lo peor. Sin necesidad.

A ver. ¿Por qué Thomas Harris tituló su libro The Silence of the Lambs? ¿Por qué estaba loco o por qué el título tiene un significado importante en el contexto de la historia? Ustedes me dirán.

El traductor tiene que preguntarse porqué se llama así y no de otra forma. Ése es el punto.

No me voy a lanzar una larga explicación sobre la trama de la película, pero sí quiero decir en pocas palabras porqué se llama así en inglés, y porqué en Latinoamérica tenían que haberla pasado como El Silencio de los Corderos.

Quien haya visto la película recordará que los corderos son un símbolo dentro de la psique de Clarice. Para ella los corderos representan las victimas de los asesinos, los indefensos que el FBI debe salvar. Y todo viene de su niñez.

Clarice intentó fallidamente impedir que sacrificaran unos corderos de la granja donde vivía. Huyó con uno en brazos, pero la encontraron e igual mataron al animalito. Entonces, en su psique adulta, el cordero se ha convertido en una imagen de los indefensos. Y en sueños oye los gritos de los corderos. Gritos de auxilio.

En la película ella anda tras la pista de Buffalo Bill, quien tiene secuestrada a la hija de una senadora de EEUU. Entonces, su trabajo reactiva su pesadilla del cordero indefenso sacrificado. Tanto es así que ella se despierta sobresaltada de noche oyendo los gritos de los corderos. Y Lecter muy inteligentemente le pregunta si le dirá cuándo dejen de llorar los corderos. Es decir, si le dirá cuándo logre rescatar a Catherine. De ahí el título en inglés The Silence of the Lambs (El silencio de los corderos). Los corderos harán silencio cuando todo haya pasado.

¿Acaso hay que tener un master en ciencia nuclear o ser un genio para entender esa sencilla referencia? ¿Acaso hay que tener un IQ superior al promedio para darse cuenta de qué quiso decir el autor con El silencio de los corderos? A mí me parece que no. Un momento de reflexión basta.

Pero no… el pseudo traductor nos considera a todos idiotas y nos subestima. No vale, ¿qué van a estar entendiendo esos burros? O peor… llama a la película El silencio de los inocentes porque le suena mejor, pasándole por encima a la creatividad y a la intención del autor original.

Y eso en traducción no tiene perdón.

A ese traductor anónimo... no tenías ni idea de lo que estabas haciendo.

4 comentarios:

Jose Zungri dijo...

Excelente articulo, totalmente de acuerdo!!!

cesar dijo...

Totalmente de acuerdo. Aquí en España, en este caso, se respeto el titulo original,aunque al poco suele ser lo habitual. Qué decir de esa obra cumbre del cine?

Suelta en la vida dijo...

Hola. Se que pasaron unos meses desde que escribiste este post pero acabo de terminar de ver en Axn The silence of the lambs y obvio; entre a buscar el porque del cambio de titulo...entre a tu blog como primera opcion y la verdad me encanto lo que escribiste. 100% de acuerdo...ademas; si el "traductor" quiere dar su toque de creatividad le erro en la carrera. Deberia haber estudiado Publicidad o Diseño o grafico o algo que lo deje divagar....pero meterse asi con el titulo de una pelicula NO DA. Saludos desde Bahia Blanca.

meme dijo...

fijate que si entras al primer traductor de google y le pones traducir " the silence of the lambs", te llevaras la absurda sorpresa que lo traduce como "el silencio de los inocentes" jajaja, yo se que en ése tiempo el encargado de traducir el titulo de ésta pelicula no tenia acceso a internet o quien sabe, pero pareciera que simplemente no quízo batallar. es decir por idiotez.