martes, 11 de noviembre de 2008

El año que viene sí

Hay tradiciones que nunca mueren, no importa cuántos años pasen. Puedes contar ciegamente con que llegadas ciertas fechas vivirás lo mismo una y otra vez. Es algo así como una versión venezolana de Groundhog day, excelente película por cierto con el insuperable Bill Murray.

Llega la navidad otra vez y pronto se escucharán en todas partes las insoportables gaitas. Carrito en el que te montes tendrá irremediablemente a todo volumen uno de los himnos nacionales de los venegorditos. Todos parecerán estar contagiados por el aire de Maracaibo, ciudad a la que jamás en mi vida pienso ir por razones climáticas, y muchos se extrañarán que de yo, espécimen alejadísimo de cualquier tradición musical latina, no soporte las gaitas. Nunca me han gustado, y a los 32 años no pienso cambiar de opinión.

Pero la gaita zuliana no es el único disco rayado que suena por estas fechas (pre) decembrinas. No, claro que no. Fieles a nuestra naturaleza venezolana no perdemos tiempo para contribuir a que se corran los rumores. Y los metaleros de Venezuela viven año tras año la misma cantaleta: el año que viene Iron Maiden. El año que viene sí. Eso está confirmadísimo.

Es la versión musical del tan esperado segundo advenimiento. Si vas a una plaza cualquiera on any given Sunday te toparás con hordas de evangélicos que con gusto te dirán todo sobre la venida de Cristo; y los más osados se aventurarán a decirte en qué hotel se va a quedar. Asimismo, si visitas cualquier foro metalero de venezolano a mediados de noviembre o a principios de diciembre te encontrarás lo mismo de todos los años. Es increíble, pero este rumor no pela. Lo peor de todo es que la fuente original se pierde en una enredada maraña de lazos consanguíneos y de amistades lejanas. Entonces nunca puedes dar con el tipo que está jugando con tus sentimientos. El otro día estaba en una fiesta y me encontré con un pana que es amigo de un primo de un tipo que hace como 10 años trabajaba de conserje en Evenpro y le dijo que una pana de él, que estaba casada hace tiempo con un conocido de uno de los cerrajeros de Solid Show Productions, y me dijo que parece que es posible que quizás que tal vez que vamos a ver que Dios mediante y si se da la alineación adecuada de planetas, estrellas y auroras boreales Iron Maiden podría venir.

Yo de incauto he caído un par de veces. Pero no más. Ya basta. Creo que así no se juega con los sentimientos de los demás. Tú no puedes ir por ahí alimentando las esperanzas de los demás para después dejarlos caer desde lo más alto de sus sueños. Sé que sueno exagerado, pero sólo un fan de Maiden sabe lo que se siente ver que Harris & Co. visiten cada 2 años Argentina y Brasil, y que a nosotros nos parta un rayo, al igual que al resto de Latinoamérica. Total, igual traemos a Olga Tañón, otra versión del Groundhog day, o a My Chemical Romance. ¿No? Gracias y un efusivo FUCK YOU.

No sé. Yo he llegado a sospechar que los mapas de Sudamérica en Inglaterra deben tener nada más Argentina y Brasil. De otra forma no me explico estas Southamerican legs de Iron Maiden. O es eso, o Rod Smallwood más nunca ha podido encontrar a Caracus… es que ni en el Google Earth debe aparecer. La ciudad que se tragó la tierra.

Aunque debo admitir haber vivido (sufrido) estos rumores sobre la visita de Iron Maiden me ha hecho madurar. Digamos que antes hiperventilaba cada vez que se oía la misma cantaleta. Ahora más bien me lo tomo con filosofía y respiro profundo.

A mi modo de ver es una situación en la que sólo podemos ganar. Si vienen, excelente. Si no vienen, entonces todo seguiría igual. Nada perdería. Claro, sería triste tener que pasar por eso otra vez. Pero es como la persona que ha aprendido a que las cosas le den igual. Total, ¿qué es una raya más para un tigre? Nunca los he visto, y la verdad es que no quiero morirme si nunca los veo.

Pero no niego que una parte de mí se siente tentada a dar crédito al rumor de todos los años, sobre todo porque Maiden sí vuelve a Latinoamérica el año que viene. Algo es algo, ¿no? Es como el niño que descubre que Santa no existe, pero que en el fondo guarda un trocito de esperanza porque quiere creer que el milagro sí es posible.

Y debo admitir que si llegaran a anunciar que sí vienen, tendré que congelarme en una cámara criogénica hasta la fecha del concierto. Sencillamente no creo que aguante la espera. Algo así como el capítulo de South Park en el que Cartman se congeló para esperar la salida a la venta de Wii.

Mientras tanto a seguir esperando resignado tras bastidores a que se desinfle el rumor al ritmo de tu gaita favorita.

Feliz Navidad.

1 comentario:

Metalmatraca dijo...

pss... el chinese democracy sale el 23 de noviembre, seguro este año si sale.