Me siento perdido. Así de sencillo. Siento que estoy viviendo una vida que no es la mía. No es la que me había imaginado. A veces se me quitan las ganas de seguir adelante. De seguir caminando. Quisiera poder quedarme parado en un sitio y ver la vida pasar. Ahora entiendo la diferencia entre vivir y existir. Sé que existo, pero no vivo. Creí que había alcanzado lo que me haría sentir completo, pero no es así. Todavía siento ese gran vacío dentro de mí, y no sé cómo llenarlo. Es irónico. Este ciclo interminable se me antoja demasiado inútil. La verdad es que siento que no estoy caminando hacia ninguna parte. Andando por un sendero que siempre conduce al mismo sitio. Creo que me siento muy cansado. Agotado. Harto. Prisionero. Fatigado. Aburrido. Deprimido. Siento que vivo en medio de la basura y la podredumbre. Y eso me deprime. Veo a mi alrededor y me dan ganas de llorar. Esto no es lo que yo me había imaginado para mí. Yo merezco algo mejor. A veces me pregunto si de verdad hay un Dios en el cielo. Y si lo hay entonces quiero saber porqué pareciera no escucharme. Debe ser que no me ve. O que bien poco le importo. Me canso de intentar tapar mi vacío con alegrías pasajeras. Pero ha vuelto mi sensación de vacío infinito. Y ahora sí es verdad que creo que nada me lo puede llenar. Al menos no aquí. Una y otra vez lo mismo. El mismo ciclo. Las mismas vueltas. Las mismas noticias. Los mismos rostros. La misma vida. Empiezas en cero, llegas a 100, bajas a cero y todo otra vez. Sé que no soy el primero que se lo pregunta. Pero quiero saber qué sentido tiene todo esto. Quiero saber el porqué de mi existencia. No tengo ganas de nada. Y son muy pocas las personas con las que puedo compartir cómo me siento. Entiendo que no todos tienen ganas de oírme cada 2 semanas repetir lo mismo. Yo mismo me canso. Pero hablar me desahoga. Escribir me desahoga. Yo sólo quiero saber porqué me siento tan vacío. Es una sensación no muy difícil de describir. Es estar en una habitación llena de gente y sentir que estás solo. Es salir a la calle y caminar sin descanso entre tanta gente y sentir que estás solo. Es llenarte de cosas inútiles para satisfacer brevemente tu necesidad de felicidad y después sentirte solo. Es maquillar tu soledad con momentos pasajeros de supuesta felicidad. Pero al final regresas al punto en que te sientes solo. En que me siento solo, vacío y perdido. Ésta no es la vida que yo quiero. Necesito escapar. Huir. Correr. No volver. Cerrar los ojos. Irme. Desaparecer de aquí. Olvidar que esto existe. Pesadilla. Laberinto sin fin.
jueves, 10 de abril de 2008
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